Poner en práctica el feminismo: una historia de violencias y cuidados

18 de noviembre de 2025
Lo que no se nombra, no existe. Y hay realidades que deben romper el silencio. No solo por justicia, sino por reparación. Porque detrás de cada batalla política hay cuerpos, compañeras: y con demasiada frecuencia olvidamos esa realidad humana.
Yo conocí a Carla siendo ella presidenta de una asociación de mujeres supervivientes de violencia machista. Ella se acercó a Podemos no por ambición personal, sino por el feminismo. Para seguir ayudando desde ahí también a otras mujeres y para dejar un mundo un poco mejor a sus hijos. Hijos, por cierto, a los que ha protegido siempre de la esfera pública y son, me consta, su mayor motor para salir siempre adelante.
Hoy es la única mujer portavoz en el Ayuntamiento de Parla, estando el resto de partidos políticos representados por hombres, a derecha y a "izquierda".
Desde entonces, hemos vivido juntas muchas tormentas. He visto cómo ha sido objeto de demasiadas humillaciones y ofensas a las que ha sabido sobreponerse. A veces más sutiles, a veces menos.
A Carla le montaron una campaña de desprestigio para que no fuera la portavoz de la coalición de Podemos con Izquierda Unida.
A Carla la han insultado, gritado y menospreciado en infinidad de situaciones.
A Carla en mitad de un Pleno el Alcalde le dijo de forma muy acalorada que era la mayor vergüenza que había pasado por el Ayuntamiento de Parla después de denunciarles por posible corrupción. A Carla, después de que en el mandato anterior una concejala de Vox fuera detenida y condenada por narcotráfico. Después de que varios concejales del PP hayan sido públicamente reprobados por la Corporación Municipal. O después de que, hace no tanto, un Alcalde socialista saliera esposado del mismo Ayuntamiento de Parla por la trama Púnica.
Carla ha tenido que leer su nombre en comunicados firmados por el PSOE cuestionando su valía y llamándola de manera machista marioneta en manos de un "macho alfa", o burlas sobre su aspecto físico en páginas de supuesto humor “de izquierdas”.
Carla ha sufrido insultos y amenazas fascistas desde cientos de cuentas anónimas en redes sociales solo por ser la portavoz de Podemos.
Y ahora, Carla tiene que soportar acusaciones desde Izquierda Unida de ejercer maltrato y coacciones que trataban de hacer de cortina de humo para tapar sus propias vergüenzas. IU puede votar lo que quiera con el PSOE, pero deberían hacerlo explicando el porqué de su cambio en el voto en lugar de publicando bulos contra la compañera de Podemos. La relación entre Podemos e Izquierda Unida en Parla no es la mejor desde hace tiempo y esto no era ningún secreto, pero hasta ahora siempre habíamos sabido diferenciar las tensiones políticas de las personales y nunca se habían pasado las líneas rojas de esta manera. Todo esto en un Pleno en el que, solo un rato después, se leería un manifiesto por el 25N condenando las violencias contra las mujeres.
Van contra ella por tierra, mar y aire para que quiebre, para que abandone, para que se calle y deje de denunciar cada ejercicio de autoritarismo, cada cacicada y cada retroceso de este gobierno. Van contra ella porque van contra Podemos. En definitiva, para que dejemos de hacer política. Para que no molestemos a los de siempre.
Con todo, Carla es una superviviente en muchos sentidos y admiro su firmeza, porque a cada ataque vuelve con más convicción. También admiro su vulnerabilidad, que es honesta y es real. Porque así es como funcionamos las personas. No somos perfectas ni somos máquinas: sentimos, sufrimos, caemos, nos levantamos. Pero siempre lo hacemos juntas. Porque así es el feminismo y la política que he aprendido. Ni nos abandonamos, ni nos dejamos solas. Nos ayudamos, igual que ella me ayudó a mí cuando yo estaba en mi peor momento.
En relación con esto quiero decir una última cosa, que nos cuesta expresar a las dos públicamente pero que creo que es relevante para entender cómo nos sentimos. Además de compartir militancia en Podemos y en el feminismo, las dos compartimos algo más profundo: la pérdida de nuestras madres por cáncer. Solo quienes hemos pasado por algo tan devastador sabemos de lo que hablamos. Por eso es tan doloroso que se utilice esta enfermedad como arma política precisamente contra Carla, como han hecho desde Izquierda Unida con la complicidad del PSOE.
De la misma manera, no puedo imaginar lo que debe suponer para una mujer que ha sufrido violencias ser acusada de ejercerlas.
No se frivoliza ni con el maltrato ni con el cáncer. Eso no es hacer política, es otra cosa que está muy lejos de la dignidad y la humanidad.
Todo esto lo cuento con el consentimiento de Carla y con la convicción de que sigue siendo posible otra forma de hacer política. Se puede ser firme, se puede discutir, se puede defender con pasión aquello en lo que se cree, pero hay límites que no debemos permitir que se crucen. Porque eso no es hacer política, es ejercer violencia. Y contra eso, el feminismo siempre es la respuesta.
Contigo, Carla. Nunca solas.
Leticia Sánchez, ex-concejala de Podemos en el Ayuntamiento de Parla